Una de las drogas
adictivas más potentes es la cocaína. Cuando una persona prueba la cocaína, no
puede prever ni controlar hasta qué punto seguirá usándola.
Las principales maneras
de ingerir cocaína son la aspiración o inhalación, la inyección y el fumar
(incluso cristales de cocaína y crack). La inhalación es un proceso que
consiste en aspirar polvo de cocaína a través de las fosas nasales, donde se
absorbe a la corriente sanguínea por medio de los tejidos nasales. La inyección
es la acción de utilizar una aguja para aplicar la droga directamente a la
corriente sanguínea. El fumar implica inhalación del vapor o humo de cocaína a
los pulmones, donde la absorción a la corriente sanguínea es tan rápida como
por inyección.
"Crack" es la
denominación vulgar de la cocaína obtenida a partir de clorhidrato de cocaína y
convertida en cristales que se pueden fumar. En lugar de ser necesario emplear
el método más volátil de tratamiento de cocaína con éter, la cocaína crack se
trata con amoníaco o bicarbonato de sodio y agua y se calienta para retirar el
clorhidrato, con lo que se produce una forma de cocaína que puede fumarse. El
término "crack" se refiere al crujido que se oye cuando se fuma (o se
calienta) la mezcla, presuntamente causado por el bicarbonato de sodio.
Existe un gran riesgo,
ya sea que la cocaína se inhale, se inyecte o se fume. El uso compulsivo de
cocaína puede acelerarse si la droga se fuma en lugar de absorberse por vía
intranasal. El fumar permite que dosis extremadamente altas de cocaína lleguen
al cerebro muy rápido y produzcan un estímulo intenso e inmediato. La persona
que se inyecta la droga está expuesto al riesgo de transmitir o contraer la
infección por el VIH/SIDA si comparte agujas u otro equipo de inyecciones.
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